miércoles, 29 de junio de 2016

NATURALEZA Y EVOLUCIÓN DEL DINERO.




VALOR  DEL DINERO.

Si bien es cierto que la institucionalización del dinero metálico se ha constituído en una de las más poderosas palancas al servicio del progreso económico, social y cultural de la humanidad, no es menos cierto que al mismo tiempo éste ha producido muchos dolores de cabeza en el mundo.  En efecto, pese a las medidas legales de control y vigilancia del proceso de acuñación del metálico, éstas no han sido suficientes para reprimir la explicable tentación de los señores feudales y monarcas para adulterar su ley.  Pronto comenzaron a circular al lado de las monedas "buenas" multitud de monedas adulteradas.  Además de las graves perturbaciones en la vida económica, este procedimiento permitió a los pensadores extraer una de las primeras reflexiones de carácter general, que conocemos bajo la "ley de Gresham" y cuya idea básica reza así:  "Cuando dos monedas ligadas por una relación fija de cambio circulan simultáneamente y son intercambiables en una área dada, aquella que es considerada como la mejor tiende a desaparecer"; o aún con mayor sencillez, pero con menor rigor:  "La moneda mala desplaza del mercado a la buena, ya porque emigra al extranjero que exige dinero bueno por las mercancías adquiridas, ya porque se retira del tráfico para ser atesorada o se desmonetiza para emplearla como mercancía".  

Otro problema dinerario específico del predominio de las monedas metálicas de oro y plata en la circulación económica y conocido bajo el nombre de la lucha entre el monometalismo y bimetalismo, o lo que es lo mismo, la batalla entre el patrón oro y el patrón plata.  En la historia dineraria de los pueblos, por muchos siglos la plata circulaba como patrón monetario al lado del oro, pero a partir del siglo XIX tanto los gobiernos como los hombres de ciencia comenzaron a dudar de la eficiencia del bimetalismo, invocándose precisamente la Ley de Gresham.  La lucha para la supremacía entre el metal blanco y el amarillo, terminó con la victoria del último.  Pero también esta victoria fue efímera, puesto que sólo unas cuantas décadas después, el reinado del patrón oro sucumbió:  a partir de 1.916 el patrón oro fue abandonado y pese a los esfuerzos realizados después de las dos guerras mundiales, los resultados obtenidos no son sino fragmentarios y provisionales.  Cuando dos pelean, gana el tercero: la rivalidad para la supremacía monetaria entre el oro y la plata terminó con la decadencia de ambos y la victoria de otras formas de dinero.

El primer gran competidor del dinero metálico fue el dinero de papel cuyo origen es antiquísimo.  El alto grado de inseguridad de la vida social y económica de los tiempos antiguos convencieron a la gente caudalosa que era más seguro guardar sus dineros en las cajas fuertes de los orfebres, que en su propia casa.  Los orfebres recibían en depósito el dinero y entregaban al depositante un documento certificando su cuantía y la obligación de devolución contra la entrega del documento.   Con el incremento del tráfico comercial, muchos de estos orfebres de reconocida fama establecieron contactos a fin de facilitar que los certificados emitidos por uno en una ciudad, fueran reembolsados a su portador por su compañero en otra ciudad.  De esta función especializada nacieron los primeros bancos, facilitando las necesidades financieras del comercio al por mayor, la inseguridad de tráfico y superando la dificultades del sin fin de monedas metálicas que circulaban.  Ya que estos documentos representaban el dinero depositado, se les suele llamar "dinero representativo"  o también "dinero de papel", puesto que eran respaldados plenamente por los depósitos de los bancos.  Parece que el invento del dinero de papel se debe al emperador chino Hian-Tsung hacia el año 807 A.de C.

Esta clase de dinero era conocida también en el Japón antiguo donde era convertible en arroz e igualmente en Babilonia, cuyos bancos emitieron una clase de dinero llamado "hu du".  En Rusia circulaban como dinero representativo el "dinero cuero", que era un pedazo de la piel del cráneo sellada o solamente  los hocicos, que circulaban en representación de los pellejos enteros, como por igual entre los primeros colonos en los Estados Unidos y Canadá circulaba el  "dinero naipe"  llamado así porque era confeccionado sobre papel de naipes y sellado por la autoridad.  Pero todas estas formas son simples precursoras del dinero de papel actual cuyo origen inmediato se remonta a la aparición de los bancos de Venecia, Génova, Amsterdam, Hamburgo, Londres y Nuremberg entre los siglos  XII y XIV, cuyos billetes, emitidos contra los depósitos en metal precioso y dinero, alcanzaron un alto grado de circulación y terminaron por conquistar la confianza de los hombres de negocio.

De los billetes de banco con pleno respaldo metálico parcial hasta los billetes de banco con respaldo metálico parcial hay sólo un paso.  En efecto, no tardaron mucho en percatarse los banqueros de que los portadores de los billetes de banco utilizaban con mucha mayor frecuencia en el tráfico comercial los billetes que los depósitos de metálico que permanecían ociosos en las arcas de los bancos.  Los reembolsos en metálico representaban un porcentaje reducidísimo del total de los billetes de banco en circulación.  No debe sorprender entonces que los banqueros al adquirir esta experiencia, comenzaran a emitir billetes de banco a los solicitantes de crédito, sin estar respaldados por los depósitos en metálico correspondientes.  Es esta la hora del nacimiento del dinero crédito.  Al lado de la llamada "moneda de papel", nace una categoría nueva de dinero, el dinero crédito, el "papel moneda", o el billete de banco propiamente dicho.   El creador de esta clase de dinero, parece haber sido Palmstruck, el fundador del Banco de Stockholm hacia mediados del siglo XVII, pero es muy probable que semejantes operaciones hayan sido realizadas con el mayor sigilo por los banqueros de todos los tiempos, puesto que formalmente siempre se trataba de uno y el mismo billete de banco. Este "ingenioso expediente" logró imponerse a partir del siglo XIX como una de las formas  de dinero más usuales y de mayor importancia en el circuito económico.

El soporte de la vida dineraria contemporánea lo constituye pues el dinero crédito, tanto bajo la forma de billetes de banco, como de depósitos.  El gran milagro del sistema bancario moderno es el haber llegado a crear dinero de la nada.  Para darnos cuenta de la amplitud de la revolución monetaria de nuestro tiempo, es suficiente comprobar que en la mayoría de los países el dinero metálico representa un reducidísimo porcentaje de la masa total del dinero en circulación y aún esto degradado a la categoría de dinero divisionario, para satisfacer en general las operaciones del pequeño tráfico.  Más del 90% del circulante de los países modernos se distribuye entre el dinero escriptural y los billetes de banco, con fuerte tendencia de supremacía del dinero escriptural.  del total de la masa monetaria en circulación, el dinero escriptural representa en los Estados Unidos 77%, en Inglaterra 75.5% y en Canadá 76.8% y en la mayoría de los países latinoamericano cerca del 60%.

El punto de partida de nuestras reflexiones debe ser pues, la relación de intercambio entre los bienes y el dinero.  el aspecto real, que tiene su expresión en el precio:


anteayer                               1  Kg de  carne  =  1$         1$  =  1Kg  de carne
ayer                                      1 Kg  de  carne  =  2$         1$  =  1/2 Kg. de Carne                          
hoy                                       1 Kg  de  carne  =  3$         1$  =  1/3 Kg. de Carne

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