“Las ciudades capitales eran a veces trasladadas en la
antigua China, en parte por motivos de ubicación, en parte al producirse los
cambios de Dinastía. El estilo de
edificación se modificaba en el curso de los siglos, pero la forma de pozo
sigue siendo la misma desde tiempos antiquísimos hasta nuestros días. Así el pozo es un símbolo de la organización
social de la humanidad en cuanto a sus necesidades vitales primarias, e independiente de todas las formaciones
políticas. Las formaciones políticas,
las naciones, cambian, pero la vida de los hombres con sus exigencias siguen
siendo eternamente las mismas. Esto no
puede modificarse. Asimismo, esa vida es
inagotable. No disminuye ni aumenta y
está ahí para todos. Las Generaciones
vienen y se van y todas ellas disfrutan de la vida en su inagotable plenitud.
Sin embargo, para una buena organización estatal o social de
los hombres hacen falta dos cosas:
1. Descender
hasta los fundamentos de la vida.
2. Toda
superficialidad en el ordenamiento de la vida, que deje insatisfechas las más
hondas necesidades vitales, es tan imperfecta que no difiere de un estado en el
cual ni siquiera se hubiese hecho algún intento de ordenamiento.
Cuando la protección militar de un Estado, se exagera al
punto de provocar guerras, por las que se ve destruido el poderío del Estado, esto
equivale a la rotura del cántaro.
También en lo relativo al hombre individual.
Por diversas que sean las inclinaciones y las formaciones de
los hombres, la naturaleza humana en sus fundamentos es la misma en todos los
casos. Y cada cual puede proveerse
durante su formación, recurriendo a la fuente inagotable de la naturaleza
divina de la esencia humana. Pero
existen dos riesgos:
1.
Que
durante su formación uno no profundice hasta sus verdaderas raíces de lo humano
y más bien quede atascado en medio de las convenciones – semejante semicultura
es tan mala como la incultura –
2.
O
bien que súbitamente, uno claudique y descuide la formación de su ser.
He aquí un buen Pozo que en su fondo guarda una fuente de
agua viva. Un hombre que posea
semejantes virtudes ha nacido para salvador
y conductor de los hombres. El
posee el agua de vida. Pero falta el signo de Ventura - La mejor de las aguas sólo existe como
posibilidad de refrescar a los hombres –
Así también en el caso de los conductores de la humanidad
todo depende de que se beba de su fuente, de que sus palabras sean transferidas
a la VIDA.”
XII Ching.
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